LAGO MARBORÉ Y ASTAZUS

12.09.2025

FICHA TÉCNICA

  • DESNIVEL: 1900 APROX
  • DISTANCIA: 29 KM APROX
  • DIFICULTAD: PD-
  • CIRCULAR: NO

La ruta a los Astazus, a pesar de su longitud y desnivel considerable, es una de las más espectaculares del Pirineo. El recorrido atraviesa el impresionante Balcón de Pineta, ofrece vistas únicas a la cara norte del Monte Perdido y culmina en el mágico Ibón de Marboré. Una experiencia inolvidable que recomiendo hacer en dos días, pernoctando junto al ibón o en el refugio de Tucarroya


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Video con toda la ruta al detalle:

¿CÓMO LLEGAR AL INICIO DE LA RUTA?

En esta ocasión, el punto de partida es la Pradera de Pineta, un aparcamiento amplio (3 € al día) donde no está permitido pernoctar.

📍 Para llegar, toma el desvío en Bielsa por la carretera A-2611 en dirección al embalse de Pineta y sigue hasta el final.

👉 Si viajas en furgoneta, las opciones para pernoctar son limitadas debido a las restricciones de la zona:

  • En temporada baja, a veces es posible dormir en el refugio de Pineta.

  • Aparcamiento de Bielsa (junto al desvío). Pero es pequeño y no siempre hay sitio.

  • Varias zonas en la carretera antes de llegar a Bielsa.

  • Detrás del restaurante del área Hermanos Vidalle en Parzán, no es un paraíso pero se puede pernoctar y es tranquilo. 

LA RUTA

Una vez dejado el coche en el aparcamiento de la Pradera de Pineta, nos dirigimos hacia las cascadas de Pineta, uno de los rincones más espectaculares de esta zona del Pirineo aragonés. Actualmente, la zona se encuentra en obras, por lo que es necesario cruzar el río desde el aparcamiento y seguir las indicaciones por la pista de la izquierda.

Se trata de una pista muy cómoda y progresiva, que va ganando altura poco a poco hasta llegar al pequeño desvío que conduce directamente a las cascadas, justo después de cruzar el puente sobre el río Cinca y pasar junto a la fuente de Esquinadasnos. Este tramo está muy bien señalizado, por lo que no tiene pérdida alguna.

Continuaremos por el sendero hasta alcanzar el abrevadero, donde encontramos la encrucijada hacia la famosa cascada de Lalarri. En nuestro caso, seguimos recto en dirección a las cascadas del Cinca, hasta llegar al siguiente desvío. En este punto tenemos dos opciones: desviarnos a la izquierda para acercarnos a visitar las cascadas, o bien continuar recto con rumbo al Balcón de Pineta y al Ibón de Marboré.

A partir de aquí el camino, aunque sigue siendo bastante cómodo, empieza a ponerse duro de verdad. Toca subir en zigzag colina arriba, ganando desnivel poco a poco hasta plantarnos en el increíble Balcón de Pineta, uno de esos sitios que quitan el aliento nada más llegar.

Una vez aquí, la ruta se relaja bastante y caminamos casi sin desnivel hasta el Ibón de Marboré. Nosotros aprovechamos para buscar un buen sitio donde soltar algo de peso, descansar un rato y reponer fuerzas antes de afrontar el último tramo hacia los Astazus.

Después de comer y relajarnos un poco, seguimos el sendero, que al principio es bastante llano, hasta llegar al collado, desde donde empieza la parte final de la subida.

Habiendo superado ya la primera parte de la ruta, el último tramo hasta la cima de los Astazus se hace mucho más llevadero y no supone un gran desgaste físico. Desde el collado comenzamos a seguir la cresta en dirección al primero de ellos, el Petit Astazu.

La ascensión al Petit Astazu es bastante agradecida: el sendero está bien marcado y, aunque tiene un tramo algo más aéreo, es lo suficientemente ancho como para hacerlo sin demasiadas complicaciones.

Una vez alcanzada la cima del Petit Astazu, toca poner rumbo al Gran Astazu. En este punto se abren tres posibilidades. El camino más directo es también el más aéreo: seguimos la cresta hasta desviarnos un poco a la izquierda, bajamos una pequeña destrepada (para muchos, el paso más complicado de toda la ruta) y continuamos por unas terrazas hasta llegar al inicio del corredor Swan.

Los otros dos caminos van por la derecha y están pensados para evitar la cresta. Ambos obligan a perder un poco de altura, pero resultan más cómodos para quienes no quieran exponerse tanto.

Una vez en el collado Swan, comenzamos la subida final hacia el Gran Astazu. Aquí no hay un sendero tan claro, así que se trata de ir avanzando "un poco por donde se pueda". Lo ideal es mantenerse lo más cerca posible de la cresta, buscando siempre los pasos más sencillos. El terreno es una loma de roca suelta y escalonada, así que la clave está en ir ganando altura poco a poco, aprovechando los escalones y pequeños balcones que vamos encontrando. Con paciencia y sin grandes complicaciones, alcanzamos la cima del Gran Astazu.

Sin duda se trata de dos cimas con unas vistas al monte perdido y al cilindro impresionantes.

Para descender, retrocedimos un poco y seguimos un camino que baja más directo hacia el lago sin llegar nuevamente al collado principal. Se encuentra marcado con hitos pero hay que tener en cuenta que es un tramo mucho más pedregoso e incómodo que el primer camino que hemos seguido. De hecho habitualmente se hace al revés, se puede subir de forma más directa por este tramo y bajar por el camino más sencillo del collado.

Ahora sí, llegamos al Ibón de Marboré, donde plantamos la tienda, descansamos y disfrutamos de la tranquilidad de este lugar increíble. Al día siguiente, bajamos con calma nuevamente hasta la Pradera de Pineta, cerrando así la ruta.

Es verdad que esta ascensión se puede hacer perfectamente en un solo día. En nuestro caso, aunque subimos despacio y paramos bastante rato a disfrutar del lago, no llegamos demasiado tarde, por lo que habría sido posible descender. Eso sí, no hay que olvidar que hablamos de una ruta larga, con unos 1.900 metros de desnivel positivo, y cada uno tiene que ser consciente de sus propias limitaciones antes de intentarla del tirón.


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