Como dato curioso, a esta poza también se la conoce como el Gorg de les Bruixes ya que hay una leyenda que cuenta que se trataba de un lugar de encuentro de brujas y seres mágicos. Un día tuvieron que llamar a una comadrona para que ayudara a una Bruja a dar a luz, ésta agradecida le dió unas lentejas. La comadrona, enfadada, las tiró al agua. Al día siguiente, la comadrona, al ponerse el levanta se dió cuenta que una lenteja que se había quedado pegada en el mismo se había convertido en oro.
Una vez visitada la poza, seguiremos nuestro camino. En un principio es bastante llano pero a medida que avanzamos irá ascendiendo en forma de zigzag. Durante la ruta veremos diferentes puntos de interés que nos explican el origen minero de la zona. Por ejemplo, pasaremos por la Meseta de Baix, donde encontramos un circuito de vías donde se produce el intercambio de vagonetas vacías con las que bajaban llenas de carbón.
En este punto, la ruta vuelve a ser más llana y llegaremos paseando a la Plaça Dolça d'Ogassa pasando por el túnel de Baix.
Atravesaremos la plaza, pasaremos por delante del pabellón y cogeremos el camino que sale por la derecha bordeando el río. Se trata de un camino que nos permite observar los diferentes y preciosos saltos de agua hasta llegar al Museo Minero. En esta zona encontramos restos de la Mina Dolça.